Cuando las sustituciones por suplentes fueron introducidas en el fútbol de Inglaterra en 1965, el sustituto típicamente obtuvo el número 12; cuando se autorizó un segundo sustituto, recibió el 14. Los jugadores no estaban obligados a usar el número 13 si eran supersticiosos. A los jugadores generalmente no se les permite cambiar su número durante la temporada, aunque un jugador puede cambiar número si cambia de club en medio de la temporada. Esto se debió al hecho de que hasta los años 1960, el fútbol argentino se desarrolló más o menos aislado de la evolución traída por los entrenadores británicos, italianos y húngaros, debido a las limitaciones tecnológicas de la época en materia de comunicaciones y viajes con Europa, falta de información para mantenerse al tanto de las novedades, falta de conocimiento y/o interés en las últimas innovaciones, y un fuerte nacionalismo promovido por la Asociación del Fútbol Argentino (por ejemplo, en aquella época a los argentinos que jugaran en Europa se les tenía prohibido jugar en la selección argentina).

Luego está la formación 4-2-3-1, omnipresente a nivel mundial en los años 2010, y empleada en Argentina con la selección nacional apodada «Los 4 Fantásticos» que terminó 1.ª en las eliminatorias para el Mundial 2014; esta contaba con estrellas de élite mundial de mitad de cancha para adelante, atacando con los delanteros Agüero, Messi, Di María, e Higuaín. En una práctica que terminó después del Mundial de 1990, Italia otorgó los números bajos a los defensores, medianos a los mediocampistas y altos a los delanteros, en tanto que los números 1, 12 y 22 se asignaron a los porteros. Destacados mediocampistas defensivos que han utilizado dicho número son Marcelo Díaz, Gonzalo Espinoza y Lorenzo Reyes, todos campeones con el club. El 3-3 condujo la final a una prórroga en la que España lejos de acusar la secuencia de los acontecimientos e intimidarse ante el empuje de la afición francesa, tuvo mayor lucidez, generando combinaciones como la que volvió a adelantar a los españoles en el 100′, con genial asistencia de Adrián Bernabé y sutil definición de Sergio Camello, quien volvería a marcar de vaselina en el 120′, en una contra lanzada por el portero Tenas, para poner el definitivo 5-3, en la final con más goles en la historia de unos Juegos Olímpicos.

La final se jugó el 5 de septiembre en el Estadio Azteca, en donde la Selección Mexicana perdió frente a Dinamarca 3-0. Un estimado de 110 000 personas asistieron a ese partido ese mismo día, asistencia que sigue siendo un récord importante. Otro ejemplo es Steven Gerrard quien portó el número 28 (el cual era su número en las inferiores) durante su debut en la temporada 1998-99, luego cambió al número 17 en la temporada 2000-01. En la temporada 2004-05, después de que Emile Heskey dejara el Liverpool F.C., Gerrard cambió una vez más su número a 8. Más recientemente, el delantero Harry Kane del Tottenham Hotspur F.C. Silvio Carrario del Deportivo Español de Argentina, en la temporada 97-98, David Carabott, del Sliema Wanderers en 2005-06, Simon Vukčević del Partizan de Belgrado en 2004-05, Daniel Pancu del Beşiktaş en 2005-06, Diego Souza del Atlético Mineiro en 2010 y el «jugador-manager» Edgar Davids del Barnet F.C. También desafió las convenciones al nombrar sus equipos para los Mundiales de 1974, 1978, 1982, y 1986 alfabéticamente, resultando en jugadores de campo usando el número 1 (aunque Diego Maradona recibió fuera de secuencia una camiseta número 10 en 1982 y en 1986 lo hicieron Diego Maradona -10-, Daniel Passarella -6- y Jorge Valdano -11-).

El «soccer» de los clubes profesionales de Norteamérica sigue un modelo similar al de los clubes europeos, con la excepción de que muchos clubes estadounidenses y canadienses no tienen «equipos de reserva» y por lo tanto no asignan números altos a esos jugadores. A diferencia del modelo inglés del Kop of Boulogne, los aficionados de Auteuil basaban su metodología en el modelo italiano de los tifosi y sus «curva» («virage» en francés), y así nació el «Virage Auteuil» (VA) en 1991 con la apariencia de los grupos ultras Supras Auteuil y Lutece Falco, y en 1993 de los Tigris Mystic. Lo hacían empleados de Ferrocarril Gran Oeste Argentino (luego Ferrocarril San Martín) y otros aficionados ingleses radicados en la provincia. La primera formación usada en el fútbol argentino fue el 2-3-5 y, hasta los años ’60, era la única formación empleada tanto por los clubes argentinos como por la selección de fútbol de Argentina, con muy pocas excepciones como La Máquina de River Plate de los años ’40 que usaba el 3-2-2-3. No fue hasta mediados de los ’60 para la selección nacional, con Argentina ganando la Taça das Nações (1964) usando 3-2-5, y finales de los ’60, para los clubes, con Estudiantes de La Plata ganando el triplete de la Copa Libertadores (1968, 1969, 1970) usando 4-4-2, que el fútbol argentino finalmente adoptó formaciones modernas en gran escala, y alcanzó a sus competidores al otro lado del Atlántico.

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